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Para tejer los sacos del ahorro

Para tejer los sacos del ahorro


Ante la convocatoria lanzada por la Empresa Textil Luis Augusto Turcios Lima (SAREX), de Santa Clara, para ocupar plazas vacantes, fundamentalmente en el área de tejeduría, a fin de resarcir los atrasos en la producción de sacos de polipropileno, cientos de jóvenes acudieron a su reclamo.

Una tarea que demanda fuerza de trabajo permanente, para satisfacer la demanda de los ministerios de la Agricultura, el Azúcar, así como las industrias Ligera, Básica, y Alimenticia, entre otros clientes, y de esta forma sustituir importaciones.

TROPIEZOS EN EL CAMINO

Desde la incorporación de la nueva tecnología a la otrora SAKENAF hace alrededor de una década, la novedosa industria conocida como SAREX, se había convertido en un ejemplo de eficiencia, a la vanguardia entre las entidades del país inmersas en el perfeccionamiento empresarial. 

Para duplicar su capacidad productiva de 30 millones de sacos, y  evitar su compra en el exterior, a los modernos equipos incorporó otra línea productiva de punta, fruto de los acuerdos comerciales firmados entre Cuba y Venezuela, como parte de la Alianza Bolivariana para los pueblos de América (ALBA).

La demora en su arribo  retardó su instalación, aun así cerraron diciembre con resultados halagüeños.

El 2011 sería el año de los grandes retos; sin embargo, las añoradas aspiraciones se desvanecieron, cuando la máquina extrusora, encargada de elaborar la rafia para tejer los sacos, sufrió una rotura. En marzo arribó la pieza, y de inmediato ambas líneas echaron a andar.

«Cuando avisamos a los interruptos que podían incorporarse, la mayoría no retornó. Los que tenían años de experiencia y sentido de pertenencia hacia el centro, se quedaron, pero prácticamente perdimos el tercer turno de trabajo en tejeduría», manifestó Yoanka Martínez González, especialista Industrial.

PARA REVERTIR LOS ATRASOS

La primera acción emprendida para recuperar el tiempo perdido, fue cubrir plazas vacantes, específicamente en tejeduría, mediante la convocatoria de cursos emergentes.

En mayo comenzó todo un ajetreo en la fábrica con el fin de formar a los nuevos obreros, y aunque hasta la fecha han sido capacitados más de 100 jóvenes, no se ha logrado la retención esperada.

«Vienen embullados por los beneficios que reporta el perfeccionamiento empresarial, con un salario medio de 490,00 pesos, más el pago de 15,00 CUC promedio, cuando la empresa cumple con los indicadores económicos establecidos —insiste Yoanka—, pero la faena es fuerte, impera el calor, exceso de ruidos, turnos rotativos y nocturnos, que hace que algunos desisten y se vayan», expresa Yoanka.

«Por este motivo, y de acuerdo con nuestras necesidades, seguimos teniendo en cuenta a los  inscritos en la bolsa de empleo, para que se incorporen en el momento que demandemos de ellos.   

No obstante, muchos de los que llegaron, ya ocupan puestos en tejeduría y otras áreas.»

DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Además del ambiente juvenil existente en la fábrica, para enmendar los atrasos colaboraron con los villaclareños unos 15 trabajadores de la Empresa Textil Arquitex, de Alquizar, que se encontraban interruptos.  

Aunque ya no se encuentran aquí, vale resaltar la meritoria labor de estos hombres que permanecieron por espacio de un mes en SAREX, sobresaliendo por su productividad, Manuel Real Martínez,  que sin importarle la lejanía y la separación familiar, impulsó la producción de sacos.

También, el santaclareño vecino del Condado, Leosvany Águila Ruiz, vino entusiasmado con la idea de quedarse, y en poco tiempo tomó las riendas del oficio.

«Me gusta lo que hago. Soy técnico medio en Gastronomía, pero me encontraba desvinculado laboralmente. Cuando me enteré de los cursos, vine enseguida, y ya ve, ahora atiendo cuatro máquinas. Todo depende del interés que uno tenga.»

MUJERES TUTORAS

Enseñar un oficio que exige destreza, requiere de instructores bien preparados.

A Clara Villa González y Olga Lidia Pain Rodríguez, jubilada de SAREX, y aquejada de una dolencia física, respectivamente, las fueron a buscar a sus casas, debido a la destreza demostrada en los telares, para que capacitaran la nueva tropa de tejedores.

Fueron horas dedicadas a enseñar la técnica de ensartar las fibras y atender los telares. Ya no se desempeñan como tutoras; sin embargo, su enseñanza ha quedado prendida en la mente de los jóvenes, que ganaron en disciplina, responsabilidad y consagración en una labor imprescindible para el  país, tradicionalmente dominado por mujeres, y que ahora ocupan los hombres.

Actualmente Odalys Fernández Mons y otras tejedoras, siguen la noble tarea de formar a los futuros operarios de procesos textiles.

DEMANDAS ENMENDADAS

Demandas que influyeron en el éxodo del personal calificado ya tienen respuesta.

En agosto fue incorporado un transporte para el traslado de los trabajadores, gracias al apoyo de un ómnibus de la Empresa Textil Desembarco del Granma.

También, fue reabierto el consultorio médico, así como un punto de venta de productos industriales, un taller para la reparación de equipos electrodomésticos y un merendero que ayuda a reforzar la alimentación, lo cual ha redundado de manera positiva en el estado de ánimo de los obreros.

A pesar de la difícil coyuntura por la que ha transitado la «Luis Augusto Turcios Lima», como expresó su director, Abel Martínez Martínez, se respiran aires optimistas al estabilizarse el ritmo productivo.

«El apoyo recibido por el Ministerio de la Industria Ligera y otras instancias de la provincia ha sido indispensable, pues de nosotros depende que el país deje de importar sacos y podamos satisfacer la demanda interna.»

 

 

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