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Las calderas de la eficiencia

Las calderas de la eficiencia


Producir azúcar con mayor eficiencia energética, constituye una premisa indispensable para  incrementar los actuales rendimientos industriales de los ingenios y hacer un uso óptimo de los recursos.

De ahí que entre las prioridades del sector azucarero, se encuentre la rehabilitación de las áreas de generación de vapor de los ingenios en activo, a cargo de la Fábrica de Calderas Jesús Menéndez, de Sagua la Grande.

Su incorporación a uno de los proyectos de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra  América (ALBA), como parte de los acuerdos comerciales firmados entre Cuba y Venezuela, ha propiciado la modernización del equipamiento, a fin de revitalizar las calderas de vapor que intervienen en el proceso productivo, y exportar accesorios para otras de 110 toneladas, que han sido recuperados de  ingenios desactivados, con destino a centrales azucareros y alcoholeros de la tierra de Bolívar.  

Una máquina dobladora de pantalla y otra de corte por plasma, que taladra y pica a la vez, humanizan el trabajo y agilizan la ardua tarea, sin desplazar a los antiguos equipos del otrora campo socialista, que se mantienen funcionando gracias a las inventivas de los innovadores.

Contar con este equipamiento permite elaborar 24 de los 44 componentes que posee una caldera, y en un futuro construirlos aquí todos, cuando culmine el proceso de documentación técnica requerido.  

Una de las aspiraciones que se hará realidad a fines del primer trimestre del 2012, lo constituye la fabricación de domos, componente fundamental de las calderas, los que hasta ahora solo se reparan para alargar su vida útil y de esta forma sustituir importaciones.

«A este proyecto incorporemos también las pantallas, pues contamos con una prensa de 3 mil 500 toneladas de presión —única de su tipo en América Latina—, y un horno de tratamiento térmico, a punto de entrar en funcionamiento, que permitirán fabricar ambos componentes. De alcanzar este objetivo, nuestra entidad se ubicará a la avanzada en materia de producción de calderas», manifestó su director, Héctor Amador González.

Pero no basta renovar la tecnología, si los más de 200 obreros vinculados directamente a la producción no reciben una adecuada atención.

Mejoras constructivas en el comedor y baños, cambio de mobiliario, pintura de interiores y exteriores,  el acondicionamiento de las áreas verdes y cercas perimetrales, así como el rescate de la Sala de Historia, mantienen atareado al colectivo, que se prepara para celebrar este lunes los 30 años de vida de la fabrica.

Entre las acciones emprendidas para preparar la fuerza de trabajo calificada capaz de asumir los retos que se avecinan, la entidad impulsa en el propio centro la formación de operarios y técnicos de herramientas, y capacita a los trabajadores en el manejo de la novedosa tecnología y en el cumplimiento de los parámetros de calidad, para que las producciones sean certificadas por normas internacionales, y tengan mayor competitividad.

«El relevo lo tenemos en las escuelas. De allí saldrán los obreros que demanda la industria. Por eso insistimos en fomentar círculos de interés en la enseñanza primaria y secundaria, para incentivar la vocación por este oficio», insiste Amador González.

El ritmo productivo marcha satisfactoriamente, por lo que esperan cerrar diciembre con el cumplimiento del plan del año ascendente a 12 millones de pesos.

Un futuro prometedor tiene por delante la «Jesús Menéndez», pues a las tradicionales calderas de vapor de ingenios, pretenden  incluir las de hospitales y fábricas de conservas,  sin abandonar su razón de ser.

 

 

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