Las verdades de Amalia
Como todo niño cubano, Amalia Galdona Broche tiene sus sueños. Ahora cursa el 6to grado en el seminternado 13 de Marzo, de Santa Clara, y en un futuro piensa continuar los estudios secundarios y preuniversitarios para después matricular en la Universidad y estudiar una carrera de Letras, o ingresar en el Instituto Superior de Arte, para convertirse en una escritora o pintora, algo realizable en la Mayor de Las Antillas.
Al venir al mundo los médicos del hospital ginecobstétrico Mariana Grajales de esta ciudad le dieron la bienvenida, y tanto su mamá como ella recibieron atención médica gratuita. No puede olvidar sus primeros pasos en el círculo infantil, donde las educadoras le enseñaron a diferenciar los colores, a cantar y amar la Patria.
En la escuela remozada hace apenas unos años, con mobiliario y pizarrón nuevo, y un televisor para recibir las teleclases, encuentra la amistad de sus compañeros de aula, y de su maestra Mirta Castro Zamora, la que tanto le ha enseñado de matemáticas y de las luchas emancipadoras por la libertad que hoy disfrutamos.
A pesar de vivir en el caserío de La Gomera en la Carretera Central, barriada alejada del centro citadino donde se encuentra la escuela, es una de las primeras en llegar.
Hace días que la maestra comenta acerca de los sucesos del 20 de Mayo acaecidos en Cuba, y de la naciente República frustrada en 1902 por la intervención norteamericana. De las pretensiones del señor George W. Bush por imponer un plan de transición en Cuba, y de las nuevas medidas que pretende dictar para recrudecer el Bloqueo contra la Isla. Por eso, cuando oye hablar del traspaso de las casas, tierras e instituciones a sus antiguos propietarios, no deja de pensar en lo que sería de ella y de sus compañeros, si su centro educacional fuera entregada nuevamente a los descendientes de las hermanas Cuesta, exiliadas en los Estados Unidos y dueñas de la antigua escuela privada de señoritas, a la que no tendría acceso. «¿Adonde iríamos a parar si esto sucediera? ¿A la escuelita pública del barrio que me cuenta mi mamá?»
No es de extrañar que dentro de la revolución educacional cubana, el idioma Inglés sea una de las nuevas asignaturas introducidas en la enseñanza primaria por su empleo como lengua universal, pero como afirma Amalia, «no como lo quiere aplicar el señor Bush, por encima del Español, sino en función de lograr una mayor integralidad de los estudiantes desde edades tempranas.
Sus padres, María Luisa Broche y Tomás Galdona, naturales de Vueltas y Camajuaní, se formaron como profesionales en los años de fogueo de la Revolución. Gracias a ella pudieron estudiar las licenciaturas en Español y Literatura, y Economía, respectivamente, y contar con un trabajo seguro como Bibliotecaria en el instituto superior pedagógico Félix Varela, y económico en la CPA Mártires de Vueltas, los que, de implantarse la etapa de transición y el nuevo reordenamiento de la sociedad, no podrían pagarle los estudios con los que tanto sueña.
Tampoco resistiría la angustia de perder a sus seres queridos, pues ellos forman parte de las distintas organizaciones nacidas luego del 1º de Enero de 1959, y como nuestro pueblo, serían procesados por apoyar ideas justas. De seguro, Amalia, como la mayoría de los niños cubanos, iría a parar a un orfanato o una institución caritativa para ser adoptada.
Una sonrisa aparece en sus labios al pensar en esos programas que se impondrían para reeducar y recapacitar a los profesores. «Si mi maestra constantemente se está superando».No sabe por qué se enfurecen tanto los vecinos del Norte cuando le hablan de la educación gratuita que reciben, o de los éxitos de los programas sociales. No quieren entender las verdades a las que están acostumbrados niños como Amalia.
2 comentarios
yoel -
amalia -
y pensar que asi era yo!!!!
quien iba a decir que la la nina amalia se iba a largar de cuba!!!!!!